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La oportunidad de pasar de ser el granero del mundo a un productor de valor agregado fue el eje central de la discusión del panel que habló de las perspectivas del campo para las próximas décadas, formado por Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter; Gustavo Grobocopatel, presidente de Los Grobo; Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina y Fernando Zubillaga, productor tambero y prosecretario de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), y moderado por José Del Rio, adscripto a la Secretaría General de LA NACION.
Yapur fue uno de los protagonistas del campo en junio pasado: Rizobacter y la francesa De Sangosse inauguraron una nueva planta industrial en Pergamino a través de un joint venture de ambas compañías nombrado Synertech, que demandó más de 30 millones de dólares de inversión. El vínculo nació cuando la firma argentina comenzó a importar Microstar, un microgránulo para nutrir cultivos que la compañía francesa producía y que ya había colmado la capacidad de sus plantas en Europa.
"Se dieron cuenta de que el futuro de la agricultura del mundo pasa por América del Sur: Estados Unidos consume todo lo que produce, Europa cada día es más un gran jardín y África, si bien tiene agua y tierra, no tiene todavía muchos elementos que le harían falta para ser un lugar productivo", explicó. Añadió que De Sangosse proyecta un "triángulo imaginario" entre San Pablo, Santa Cruz de la Sierra y Bahía Blanca, que es desde donde "va a salir la comida del mundo" porque hay espacio y una población "lo suficientemente educada para entender las nuevas tecnologías". En la misma línea, Zubillaga opinó que el país tiene un activo muy importante: la paz, que "no es tan normal" en el mundo.
El CEO de Rizobacter sostuvo que empezaron a exportar "muy tibiamente" en los años 90 con la convertibilidad y que salían del país igual a pesar de que el cheque era "muy chiquito" porque cada vez que volvían traían "una idea para mejorar". La compañía se enfocó en expandir sus productos a mercados internacionales, con presencia en 25 países que fue potenciando durante sus 39 años de existencia.
Uruguay, Brasil, Bolivia, Estados Unidos y Sudáfrica son las naciones donde ya está asentada, e India es el próximo destino. "Es el quinto país en hectáreas de soja del mundo", justificó Yapur. Explicó que harán la expansión de manera directa, sin socios locales, porque en el pasado tuvieron algunas malas experiencias. "Nos adaptamos a la realidad de cada país y esa flexibilidad es la que nos hizo, me parece, caminar hasta este momento", añadió.
"Puede haber saltos de competitividad de 20 o de 15% en un año solo por usar mejor los insumos y distribuirlos mejor", advirtió Grobocopatel, quien también constantemente baraja "ideas para mejorar". El presidente del grupo Los Grobo recordó que ya hay máquinas sembradoras que inyectan semillas en lugar de arrastrar una cuchilla, y que para eso no se necesitan tractores sino robots. "Los empleos van a estar más en la producción de estas tecnologías y servicios. Esto es una nueva división del trabajo", dijó.
"El campo ha sido el sector tradicionalmente más atrasado a nivel mundial, no precisamente en el caso de la Argentina -continuó-. Pensamos que [el sector] también debe estar en la frontera de la innovación, que es fundamental, porque si no nos vamos adaptando las necesidades de los clientes y del mercado, en un mundo que cambia tanto, es bastante difícil [sostenerse]", añadió.
Por su parte, Zubillaga recordó que en su sector, el tambero, también utilizan robots para detectar el celo de la vaca y para ordeñarlas, pero reconoció que "es difícil" hablar del tema cuando su rubro está "en una situación terminal". También Ambrosetti dio su opinión y analizó que la Argentina está avanzada en la utilización de tecnologías, pero que ahora la problemática está en "cómo aplicarla" de manera respetuosa con el medio ambiente y con sustentabilidad productiva, económica y social.
El economista jefe de la Sociedad Rural Argentina explicó que la Argentina debe "pasar por terapia intensiva" hasta que baje la inflación y las tasas de interés. "En el segundo semestre de 2017 va a haber una reactivación muy importante por parte del sector agropecuario", anunció.
Grobocopatel remarcó la importancia de la integración a nivel regional y con otros bloques económicos. Agregó que no se puede "ser supermercado del mundo" (por el objetivo declarado de Mauricio Macri) si hay "aranceles crecientes de acuerdo con el valor agregado que tiene la producción", y tildó de crucial el reciente viaje del presidente a Europa para negociar cómo los productos argentinos "pueden entrar mejor".
También habló de otros valores a nivel más local: "Hemos estado siempre concentrados en nuestros problemas, en lo que llamábamos «tranqueras adentro», también por la idiosincrasia del hombre del campo, que está aislado del contexto, focalizado en lo operativo. Creo que la sociedad tiene una expectativa de que el sector también incluya. No solamente que produzca, que exporte y que pague impuestos, sino también que contribuya a generar una nación próspera para todos", dijo.
"Me parece una palabra clave el tema de la integración -agregó Zubillaga-. Dentro de esa integración, es importante el tema de atraer y de gestionar los nuevos talentos, no por una cuestión altruista sino por conveniencia mutua". El prosecretario de Aacrea llamó a "revolucionar" las empresas del campo, a volverlas más atractivas y a "hacer del interior [del país] algo bueno".
Ambrosetti aportó un dato en este debate: casi el 78% de las inversiones y gastos que hace anualmente el campo está dedicada a los pueblos cercanos a las empresas agropecuarias. Para solucionar problemas de infraestructura y de conectividad, llamó a que haya conversaciones entre cada sociedad, los productores, los políticos y las empresas. "Vamos hacia un camino de la innovación e integración", opinó, en consonancia con el resto del panel.
El economista evaluó que al productor, en general, "le gusta mirar por el alambre" a sus colegas de al lado. Sostuvo que, no obstante, esa competencia "es lindísima" porque genera integración social. Señaló que es importante, además de generar comunidades, crear oportunidades para los pueblos: capacitar a personas locales para que puedan trabajar en el campo y generar empleo.
Para terminar, los cuatro invitados resumieron su idea del campo para las próximas dos décadas. Yapur pidió una "agricultura más limpia, con más integración de biológicos" para "bajar la presión de fitosanitarios" y recordó la posición privilegiada de América del Sur para producir alimentos frente a otros continentes.
Grobocopatel proyectó una "revolución industrial basada en la fotosíntesis" que no solo ocurrirá en la cosecha de granos sino también en la de energías renovables".
Protagonistas en acción Historias de los participantes del panel
Ricardo Yapur: El argentino que enamoró a los franceses: el CEO de Rizobacter fundó su compañía de inoculantes de semillas y fertilizantes biológicos hace 39 años. Hoy, la empresa factura US$ 100 millones. En junio pasado inauguró una planta de fertilizantes microgranulados en Pergamino junto al grupo francés De Sangosse.
Gustavo Grobocopatel: Presidente del grupo Los Grobo, pasó de las siembras a gran escala a la prestación de servicios, la industrialización de insumos y la generación de negocios en red, con el respaldo de la tecnología. Con origen en Carlos Casares, tiene una visión global y se dedica a asesorar gobiernos y organismos internacionales en proyectos productivos.
Ernesto Ambrosetti: El hombre de los números del campo. Ess economista jefe de la Sociedad Rural Argentina desde 1985. Es ingeniero agrónomo y licenciado en Economía Agropecuaria por la Universidad de Belgrano.
Fernando Zubillaga: Prosecretario de Aacrea y tambero de Lincoln, provincia de Buenos Aires. Es ingeniero agrónomo. Cree que todavía hay muchos aprendizajes que, "como productores e instituciones", faltan transitar en los próximos años.
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Fuente: lanacion.com.ar