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Por Guillermo Alonso (Asesor técnico Los Grobo Agropecuaria) → Para clarin.com/rural
Las crucíferas de invierno son oleaginosas que se siembran en todo el mundo; en nuestro país y de la mano de la colza/canola (Brassica napus) vienen teniendo un camino de crecimiento oscilante.
Hacia fines de los ‘90 amagaron con meterse de lleno como alternativa de rotación para el invierno, pero no era el momento. Se presentaban dificultades de manejo, variedades con algunos temas sanitarios y de dehiscencia prematura de silicuas, dificultades en la comercialización, a lo cual se sumaba la propia dificultad de adaptación a la siembra directa.
Esa combinación de factores conspiró para que solo fuera un atisbo de diseminación, que quedó acotado a ciertos campos de la provincia de Buenos Aires, del centro de Santa Fe y Entre Ríos, con promedios nacionales que en los últimos años rondaron los 18,5 quintales por hectárea.
Desde ahí hubo muchos más intentos, con variedades renovadas, invernales y primaverales, e híbridos primaverales modernos. De a poco se fue ajustando mucho más el manejo por ambientes; la correlación entre ciclos y fechas de siembras.
A la nutrición se le empezó a dar la importancia que merecía: no solo es clave el fósforo y el nitrógeno, hay que ajustar muy bien el azufre (nutriente esencial para estos cultivos). Se empezaron a regular mejor las sembradoras (ubicando la semilla a la profundidad óptima de siembra, nunca mayor a 2,5 cm), buscando ser más eficientes en los coeficientes de logro, para obtener las densidades elegidas y ajustadas a cada material.
Superficie sembrada con colza en la Argentina
Además, se empezó a controlar mejor las plagas y enfermedades, fundamentalmente la Phoma, que “se hacía un picnic” con mucha de la genética disponible hasta esos momentos.
En la medida que la siembra directa fue dejando de ser “un cuco” y los planteos fueron ajustando los coeficientes de logro, la nutrición, el control de malezas, y el momento óptimo de trilla, el cultivo se profesionalizó, y se logró mayor previsibilidad.
Igualmente, para los campos en circuito de arrendamiento siguen siendo cultivos que se siembran contra reloj, con una ventana de siembra que arranca a fines de marzo con las variedades invernales hacia la región sur y central del país y se extiende hasta mediados de junio para las variedades e híbridos más cortos y primaverales en el norte, cuando muchos de los campos aún no tienen todavía cerrados sus contratos de alquiler.
La colza, en el podio mundial de los aceites
A nivel mundial, el aceite de colza figura entre el 2° o 3° puesto en volumen de producción, solo superado por el aceite de soja y a veces por el de palma. La Unión Europa es el principal productor mundial, con una producción que oscila entre los 8 y 10 millones de toneladas. China es el segundo productor mundial con el 20% y luego siguen Canadá con el 14%, India con cerca del 10%. Estados Unidos, Japón y México, completan el cuadro de los países productores.
Rendimientos promedios de colza en Argentina.
Canadá por lejos es el principal líder en la comercialización de aceite de canola, con más del 60% de las exportaciones, con un volumen que todos los años suele superar los 5 millones de toneladas embarcadas, Australia, a pesar de no ser de los mayores productores, en los últimos ciclos fue un actor importante en la exportación; y, en cuanto al consumo, Europa lidera el uso de este aceite con más de 10 millones de toneladas, seguido por China, India y Estados Unidos.
Canadian Oil Low Acid, una oleaginosa por excelencia
La semilla de colza/canola es una oleaginosa por excelencia y llega a producir más de un 45% de aceite de primera calidad, con cualidades nutricionales, reconocidas internacionalmente. Origina un aceite vegetal de muchísima calidad alimenticia, con una excelente relación de ácidos omega 3 y 6; con menos porcentaje de ácidos grasos saturados (< al 6%).
Si bien en el pasado tenían algunos inconvenientes por la alta proporción de ácido erúcico y glucosinolatos (tóxicos para la ingesta humana) a través del mejoramiento genético con los híbridos de canola, se redujeron a la mínima concentración (< al 1,5%).
Justamente el termino Canola (Canadian Oil Low Acid) designa una variedad de semillas desarrolladas durante la década de los 70 por métodos tradicionales de mejoramiento. Algunos países utilizan el término “colza doble cero” (bajo en ac. Erucico y en glucosinolatos) para identificar aceite “calidad".
Una raíz que profundiza
Las crucíferas tienen un sistema radicular profundo y pivotante, con una gran ventaja por el lado de la extracción de agua y nutrientes desde profundidades superiores a los 3 metros. Además, este gran “anclaje” le permite sostener una parte aérea muy frondosa y con mucha carga de ramificaciones, hojas, flores y silicuas. Podemos casi considerar estas raíces como descompactadores físicos de los suelos, y muchas veces son elegidos como aireadores naturales y para mejorar sobretodo la porosidad subsuperficial, cumplen perfectamente el rol de “cultivos de servicios”.
En nuestro país es prácticamente un aceite de uso desconocido, con un consumidor habituado a cocinar preferentemente con aceite de girasol. Es distinto en muchos países de Europa, donde el aceite más utilizado y elegido es el de colza, tanto para condimentar ensaladas como para freír, incluso por encima del aceite de oliva.
La productividad de la colza ha tenido notables incrementos en nuestro país; es así como a nivel de ensayos y lotes de alta producción se pueden obtener rendimientos que superan holgadamente los 32 qq/ha.
La carinata y la camelina buscan su lugar en las rotaciones
Por otro lado, avanza la incorporación de la carinata (Brassica carinata) y de la camelina (Camelina sativa) como otras crucíferas oleaginosas de invierno, en algunos planteos agrícolas que buscan diversificar producciones y generar una alternativa diferente a la más tradicional de los cereales de invierno, principalmente del trigo y la cebada.
Gabriel Busson, líder de producción agro en El Hinojo, empresa entrerriana que siembra unas 16 mil hectáreas de granos finos incluye a la colza en la rotación desde hace 8 años. Por la importante problemática de malezas, se ha volcado principalmente a variedades Clearfield, y otros híbridos de ciclo primaveral.
Ingeniero Gabriel Busson, especialista en crucíferas.
Valora que puede “diversificar la fina con un cultivo que además tiene beneficios físicos para el suelo y con los que muchos años conseguimos márgenes brutos superiores al trigo”.
Los números para esta campaña le resultan muy atractivos.”Se pueden fijar precios superiores a los US$650, con los que estarían proyectando márgenes brutos mayores a los US$250, para 1,6 tn/ha y desocupamos los lotes con 10 a 15 días de anticipación, con mejores rendimientos en las sojas de segunda”, testimonió Busson.
La canola entra en los mejores lotes y se fertilizan con mucho azufre (en promedio 200 kg/ha, repartido en 2 aplicaciones). Además, tener crucíferas en los lotes les permite rotar principios activos para el control de malezas, que en el centro y oeste de Entre Ríos resultan muy difíciles de manejar como el ray grass (en esto la tecnología Clearfield es esencial), Capiqui y Bowlesia.
Desde hace dos campañas han incorporado también la carinata, con rindes de entre 800 a 1.000 kg/ha, pero con la expectativa de levantar esos promedios más de un 25% de la mano de la llegada de nuevos híbridos.
Con los nuevos híbridos de carinata buscan llegar a rendimientos de 1.250 kilos por hectárea.
“Los números son muy interesantes y el buen comportamiento a la dehiscencia permite cosechar con humedades que arrancan en 11% pero que suelen terminar en el 6%”, dice Busson. Y describe que “tanto en canola como en carinata dejaron de usar desecantes (glifosato y paraquat) por temas comerciales y exigencias de los destinos de exportación.
Sebastian Bravo es otro especialista en el tema crucíferas. Se desempeña como Business Manager para Argentina y Uruguay de Nuseed. Destaca que la carinata es un producto oleaginoso con una gran ventaja, ya que no compite con los alimentos, porque va directamente a la producción de biocombustibles y lubricantes para la industria aeronáutica.
Permite un “gran compromiso con la reducción de GEI (gases de efecto invernadero) ya que los mercados a los que asistimos principalmente europeos nos exigen estrictas normas y certificaciones (RSB y otras) de producción”. Además, el subproducto de este aceite es una harina de muy alta calidad proteica, utilizada en la alimentación bovina.
La campaña pasada, su empresa sembró 35.000 hectáreas en Argentina y 6.000 en Uruguay; y están prontos desembarcar en el mercado brasileño y paraguayo. Su objetivo es llegar a un millón de hectáreas en los próximos 10 años en toda América.
"Estamos muy contentos porque estamos lanzando nuestro primer híbrido para esta campaña agrícola, con el que esperamos superar en un 30% el rendimiento de la variedad que veníamos sembrando. Nuestros pisos de rinde rondan los 14 a 15 qq/ha y hemos obtenido techos de rinde que superaron los 26 qq/ha, con una ventana de siembra que va desde fines de abril hasta principios de junio.
Plantean "un negocio transparente. Cotizan con el 75% del mercado del Matisse francés, con posibilidades de fijación hasta diciembre; esto significa valores que hoy podrían armarse en alrededor de US$700". Además bonifican al productor que siembra con normas de sustentabilidad o que certifica la producción, premiando con un 5% adicional también por manejo de nitrógeno y un 15% por el uso de estiércol de feed lot o cama de pollo. Toda la modalidad de producción es bajo contrato y la principal zona de expansión es desde el norte de Bs.As, hasta Entre Ríos y Santa Fe.
Para Federico Varela, gerente de Originación y socio de Chacraservicios SRL (CHS) empresa del grupo italiano Adamant Bionrg, que comercializa y desarrolla camelina en Argentina, se trata de “un cultivo que llegó para quedarse. De a poco vamos ganando adeptos en todo el paí”s. Para este ciclo esperan alcanzar las 12.000 hectáreas (contando hasta el momento con 40 productores en todo el país), pero tenemos una proyección de llegar a las 60 mil hectáreas en los próximos 3 años, en base a un sólido programa de breeding, con desarrollo de nuevas variedades que se adaptan a los diferentes ambientes o zonas del país y la región.
El valor de referencia para la camelina en esta campaña será de US$780 por tonelada y los rindes pueden fluctuar entre los 800 y 1.300 kilos/ha.
A diferencia de canola y carinata, la camelina es un cultivo rústico de ciclo corto, con alta tolerancia al déficit hídrico y a las heladas. Se siembra en junio y en la región central del país se está cosechando los primeros días de noviembre. La semilla es más chica que la de canola, con pesos de entre 1 y 2 gramos para las 1000 semillas. Buscan densidades altas que estén por lo menos arriba de las 250 plantas/m2. La semilla se entrega bajo contrato cerrado, peleteada y en canje 2 x 1.
La definen como un cultivo de servicio con rentabilidad. Toda la producción se entrega en Pergamino (ex planta de Dekalb de la ruta 188, donde reciben con hasta el 12% de humedad).
Federico Varela, especialista en camelina.
El destino principal de la exportación será la producción de biocombustibles de segunda generación, con cuidadas normas de sustentabilidad por el principal destino que la demanda: Europa. También es una materia prima utilizada para alimentación de salmones.
Franco Rossi, doctor en Biología Molecular del Conicet y especialista en el tema sanitario de crucíferas, comentó que “el Pie Negro o Phoma (Lepthosphaeria maculans) sigue siendo la principal enfermedad de este grupo de cultivos, enfermedad necrotrófica que perdura en los rastrojos, y de muy difícil control una vez que penetró el hongo en la planta.
Por eso, explica, “todos los esfuerzos hay que hacerlos temprano, con monitoreos continuos en las etapas previas al estado de roseta”. Comentó que “se están evitando los tratamientos preventivos para evitar la aparición de resistencias. Entre las condiciones predisponentes se destacan las lluvias, el rocío, con un mojado importante de las plantas, acompañado de temperaturas que oscilan entre 15 y 18 grados”.
Cuanto más temprano ataque la enfermedad los daños son más serios. Por eso es indispensable la utilización de genética con tolerancia, así como la rotación y la no siembra en lotes que hayan tenido menos de 2 a 3 años con alguna otra crucífera o infestación importante de Nabolzas (maleza “hermanada” genéticamente con la colza”). Hay que tener en cuenta que la semilla infectada puede ser causa de aparición de la enfermedad en lotes sin historia previa de crucíferas. Por eso es clave el uso de curasemillas recomendados. También son enfermedades importantes la Sclerotinia y el Mildew.
Plagas escasas pero perjudiciales si no se las controla desde temprano son el pulgón de las Coles (Brevicorine brassicae) y principalmente la Isoca de la Coles (Plutella xylostella) la cual es muy agresiva y puede provocar graves defoliaciones desde los primeros estadios larvales. Es una isoca polifaga y cosmopolita, pero que también tiene insectos parasitoides que la pueden llegar a controlar.
La Nabolza, una maleza problemática
Sin dudas, la expansión de la Nabolza, maleza muy hermanada genéticamente con la colza y el resto de las crucíferas, es un problema de difícil solución que arrancó en el sudeste de Buenos Aires, pero que amenaza con seguir trepando hacia latitudes más bajas. Por suerte, el movimiento de maquinaria, principalmente cosechadoras en el país es de norte a sur, pero hay que seguir trabajando en el estricto control de estas malezas, con manejo químico, labranzas y rotaciones. Los lotes que tienen antecedentes de Nabolza son automáticamente no recomendados para la siembra de estos cultivos porque disminuyen los rindes y afectan la calidad final del aceite.
Afirman que llegó el "momentum" para el despegue
Pasaron muchos años desde la introducción de las primeras canolas en el país, pequeños y grandes obstáculos en la producción y la comercialización hicieron perder el interés de aquellos que en su momento apostaron.
Desde entonces hemos aprendido mucho y la mayoría de los inconvenientes se fueron superando. Por eso creemos que finalmente llego “el momentum” para el despegue definitivo de estas crucíferas, que además de su propia rentabilidad tienen el valor agregado de ser un cultivo de servicio; todo esto, además, catalizado por el gran boom que están teniendo los biocombustibles a nivel mundial.
Es interesante, tomar el caso de los uruguayos. Hace tiempo que le pusieron foco a las crucíferas. Estudiaron y se pusieron como objetivo adecuar el manejo para que entre en la rotación agrícola y pueda complementar al trigo y a la cebada. La campaña pasada llegaron a sembrar 145 mil hectáreas y para esta esperan alcanzar las 200 mil hectáreas (el 20% de la superficie de fina que se siembra, mientras que en Argentina no llegamos al 0,5% de dicha superficie).
Por eso decimos que muchas veces vale la pena imitar a los que hacen bien las cosas, y acá tenemos un muy claro ejemplo.