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Pero no es sencillo poner en marcha la compleja maquinaria que empuja el desarrollo comunitario y muchas veces no alcanza con el sólo aporte de recursos económicos. Por eso es importante rescatar experiencias de responsabilidad social como la que llevan adelante las Fundaciones Gran Chaco y Los Grobo en coordinación con la organización no gubernamental Avina y la filial local de la empresa Samsung que sumaron sus esfuerzos y conocimientos para poner en funcionamiento el proyecto “Gran Chaco Nanum Village”, cuyo objetivo es trabajar en la inclusión y la alfabetización digital para motivar el desarrollo de las comunidades rurales más aisladas del nordeste argentino a partir del fortalecimiento de sus capacidades.
Esta iniciativa se sumó al programa “El Futuro está en el Monte”, que llevan adelante organizaciones, instituciones y gobiernos locales, brindando las herramientas necesarias para fortalecer y promover alternativas productivas y sustentables de comunidades wichí y qom de Chaco y Formosa, indagando en los saberes tradicionales de ambas comunidades para recuperarlos. Lo interesante es que a través de esta propuesta y del proyecto “Gran Chaco Nanum Village” se logró la incorporación de innovaciones tecnológicas y sociales y, además, se sentaron las bases para satisfacer un conjunto prioritario de necesidades básicas tales como acceso al agua para consumo humano, acceso a energía, a la educación, la salud, las comunicaciones y la información. De esta manera, se logró poner en marcha un círculo virtuoso y con impacto sostenible en comunidades aisladas de la región, que tuvo en cuenta las capacidades de los pobladores para ser protagonistas de su propio desarrollo.
Algunos de los principales resultados alcanzados por el proyecto, que también contó con el acompañamiento del gobierno provincial, son ocho centros tecnológicos en funcionamiento donde 8.850 personas han accedido a internet, 60 mujeres artesanas que recibieron capacitación en gestión comercial y administrativa y 67 jóvenes que recibieron capacitación laboral. Además, se instalaron 24 paneles solares y se construyeron 20 sistemas de cosecha de agua de lluvia, facilitando así el acceso a agua segura a 62 familias.
La experiencia demostró que, bien empleada, la tecnología puede transformarse en una valiosa herramienta para acompañar a las comunidades más postergadas de nuestra región, ayudándolas a agregar valor a las producciones tradicionales del monte chaqueño, además de legitimar los conocimientos locales para que se incorporen al ámbito de la educación formal. Es que el desarrollo económico depende, en gran medida, de la capacidad que tenga cada comunidad para incorporar nuevos conocimientos a su actividad económica y social. Las comunidades más aisladas de la provincia y la región necesitan aumentar sus capacidades para gestionar sus conocimientos a fin de transformar su actividad económica y de incorporar nuevas formas de producir bienes y servicios, e incluso formas de organización.
Es importante que toda intervención en las comunidades a las que se quiere ayudar, tenga en cuenta las expectativas de los pobladores, sus intereses y necesidades más urgentes. En este sentido, conocer bien el contexto en el que se va a desarrollar la propuesta exige escuchar las voces de la gente del lugar, un paso que es fundamental para que cualquier proyecto que se proponga mejorar la calidad de vida de la comunidad alcance sus objetivos.
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Fuente: diarionorte.com (Chaco, ARG)