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"Siempre nos dio de comer por sus animales y plantas. De ahí sacamos la planta de chaguar rompiéndonos las manos y los pies, para hacer artesanías y también para comer. Cuando llega la época de frío el chaguar se hace chiquito y cuando está nublado, lo quemamos y lo comemos. Hacemos una montaña de ramas y tiramos las plantas arriba. Es parecido al ananá, es dulce", agrega Rojis.
En su casa cuelga un cartel que dice "Artesanías Wichi" porque allí funciona esta asociación integrada por 185 mujeres que viven en diferentes parajes y barrios.
Todas las semanas, las coordinadoras de cada grupo se reúnen para organizar mejor el trabajo. Paulina Quiroga, Marta Azarte, Francisca Polo, Graciela Yacante, Lorena Maciel y Guillermina Gómez, son algunas de las mujeres que están sentadas en ronda debajo de la sombra de un árbol.
El salón es el espacio de encuentro de las mujeres que integran Chitsaj. Allí se reúnen tres veces por semana para compartir sus saberes, trabajar sus artesanías en chaguar, recibir a los turistas, realizar talleres de diseño, cuidado del agua, y educación sexual. Allí también toman decisiones, se reparten los diferentes encargos, se capacitan en distintos temas como costura, y aprenden a usar celulares táctiles, tablets y computadoras.
"El lugar tiene conexión a Internet porque se convirtió en el Gran Chaco Nanum Village y forma parte de una red de centros de aprendizaje a partir del acceso a la tecnología en donde las organizaciones pueden fortalecer la actividad productiva o de servicios que llevan adelante", explica Melissa Rojas, licenciada en trabajo social e integrante del equipo de la Fundación Gran Chaco. Mientras tanto, un grupo de tres mujeres largan carcajadas mientras miran fotos en una Tablet.
Francisca Polo, una de las artesanas, se pone a tejer con el chaguar, y explica cómo van haciendo los diferentes dibujos. A los 17 años, su mamá le empezó a enseñar cómo trabajar con el telar. "Me gusta mucho hacer artesanías. Tardo bastante porque además tengo que cocinar y lavar. Entonces lo hago en mis tiempos libres", dice.
Chitsaj es una de las asociaciones que forman parte de El Futuro Está en el Monte, una articulación entre el sector social ( Fundación Gran Chaco, ACDI, Copsol, Fundación Avina y la Fundación Los Grobo), las empresas y el Estado que impulsa en la región del Gran Chaco modelos de negocios que promuevan un desarrollo sustentable, competitivo e inclusivo, a través de la puesta en valor del capital natural y cultural, combinando la innovación con los saberes locales. Lo hacen apoyando a organizaciones de base que trabajan en temas vinculados con la ganadería, la producción forestal, la agricultura, las artesanías o la apicultura, en las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y Formosa, pero además se extiende al Paraguay y Bolivia.
"Esto lo hacemos de forma amigable con el medio ambiente y superadora a los cambios climáticos para los pobladores. Los productores y artesanas son en su mayoría de vulnerabilidad económica o en vías de desarrollo, y la red los provee de capacitación técnica", explica Horacio Duk, coordinador del programa de autoconstrucción de cisternas de Fundación Gran Chaco. También promueve el fortalecimiento de las comunidades, la innovación y el cuidado y restauración del ecosistema.
Los productos que más vende Chitsaj son los telares, los dibujos y los atrapasueños. Las mujeres se capacitan en tejidos, y las que más saben transmiten los conocimientos de generación en generación, como la calidad de los puntos y las técnicas de teñido. La asociación tiene personería jurídica y monotributo para poder facturar.
Paulina Quiroga es su presidenta y también la encargada de las 27 artesanas del Paraje Nazario en donde el principal problema que tienen es el agua. "Sin agua no podemos vivir y es muy difícil poder tener una huerta. Para teñir el chaguar también necesitamos agua porque hay que hervir los frutos de las plantas en ollas. El agua de la laguna sirve para este proceso pero hay que limpiarla con un trapo para filtrarla.
A mis hijas les voy a querer enseñar todo lo que se. Cuando yo tejo, ellas están a mi lado aprendiendo", dice.
Uno de los objetivos del acompañamiento de El Futuro Está en el Monte es que estas familias puedan ampliar sus horizontes de futuro y aprendan a diversificarse. "Nosotros las acompañamos en su proceso de desarrollo. La artesanía es uno de los componentes que las pueden ayudar a salir adelante, es la actividad que tradicionalmente realizan las comunidades, y además les mostramos que existen otras posibilidades. Una de ellas es la huerta, otra es la inclusión de la tecnología a sus vidas aprendiendo a usar herramientas que fortalezcan en ellas competencias para enfrentar los desafíos del mundo de hoy", dice Rojas.
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