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El grupo económico argentino Los Grobo, con eje en la producción y exportación agroindustrial alimentaria en la Argentina y países vecinos, ofreció una charla en el espacio Co-work del Hotel Mulen. El presidente de la firma, Gustavo Grobocopatel, fue el encargado de iniciar la charla y en ese marco dio su reflexión en cuanto a la situación de la empresa con respecto a la coyuntura y el mercado, y planteó la agenda que proyectan a once años. En este sentido, sostuvo que en los últimos años han innovando para defenderse y no para crecer, sin embargo espera que esta realidad se vaya revirtiendo con el tiempo.

“Esperamos que la agenda hacia la próxima década sea para crecer”, dijo expectante, asegurando que la robotización es inminente, al igual que las nuevas moléculas y la biotecnología, entre otras cuestiones. El líder, vaticinó que eso será una oportunidad para los que estén alerta a los cambios, mientras que aquellos que se retraigan o resistan “estarán en problemas”.
Con respecto a Los Grobo, destacó que están en permanente transformación y que van mutando año a año, ya que la empresa pasó de ser familiar en sus comienzos a contar hoy con socios internacionales. “Queremos dar consistencia a las propuestas y ser más precavidos a la volatilidad, por eso trajimos actores de la primera línea, de hecho algunos invierten por primera vez en la Argentina”, se enorgulleció.
Asimismo, remarcó que con estos accionistas se preparan para lo que viene, donde el centro de todo es el productor agrícola, “que es el corre los riesgos”. Sostuvo que esas asociaciones los ponen del mismo lado del mostrador junto con los productores, permitiéndoles tirar juntos.
A continuación dio lugar a Diego de la Puente de la consultora Novitas, que se refirió a las perspectivas del sector y el mercado de granos, y cómo seguir agregando valor. Para esto, aseguró que el manejo del mercado es clave e indicó que desde 1994 trabajan con esa firma asesora y nunca más dejaron de hacerlo.
La agricultura, un hito que cambió la historia
El especialista comenzó la conferencia haciendo hincapié en la importancia de un análisis que contenga toda la línea de tiempo, desde la estructura global a la coyuntura actual.
Al respecto, recordó con añoranza que hubo un período de la soja a 600 dólares la tonelada, el trigo a 450 y el maíz arriba de 300, pero que de golpe esa situación desapareció.
Claramente, la pregunta que siempre le hacen es si los valores actuales van a subir o bajar. “La realidad es que no lo sé”, se sinceró y aseveró que “por eso es importante la estructura”.
Allí comenzó el desglosamiento de la historia, que se remontó hasta la transformación de los pueblos de nómades a sedentarios, ya que en el medio hubo un cambio que resultó trascendental y fue la aparición de la agricultura tal como la conocemos ahora. Con ella vino aparejada la noción de futuro, pensando en proyecciones que determinen el momento exacto para planificar la siembra, por ejemplo. También, según las estadísticas que mostró, fue un hito que dio un notable crecimiento a la población mundial, dejando de lado esa cuestión de tener que moverse de un sitio a otro con la menor cantidad de hijos posible.
“En el año 10.000 a.C. la cantidad de personas pasó de un millón a 170 millones”, detalló. En ese tiempo, entre otras cosas, surgieron los imperios. Ya entre el 1.700 y 1.800 de ahora, con la Revolución Industrial, el crecimiento demográfico resultó mucho más acelerado, pero fue en 1990 cuando “realmente explotó” esa densidad. “Para 2025 se estiman 9.500 millones de habitantes, entonces lo que tengo claro es que vamos a ser partícipes del segundo momento más importante de la historia de la humanidad, después de la aparición de la agricultura”, analizó, y aportó además que según los datos a nivel mundial “hoy nace el doble de la gente que muere”.
Esto lo llevó a compartir la reflexión de que hoy se vive más, entonces esa es la primera variable que va a manejar el mercado. “La proyección al 2.100 es llegar a 7.000 millones de habitantes”, contó.
Por otro lado, teniendo en cuenta todo este repaso demográfico, se centró en la incidencia del crecimiento del Producto Bruto per cápita. “Hacia la última parte de 1.900 ascendió fuertemente”, sostuvo, indicando que la gente tiene más poder adquisitivo. Por otro lado, también mostró índices que denotan que el uso de tierra para agricultura también se ha extendido en los últimos diez a doce años.
China, Estados Unidos y nosotros
“Venimos con cinco cosechas récord en el mundo, sin embargo hablamos de una soja a 250 dólares por tonelada y con retenciones cercanas al 30 por ciento”, expuso. Ante esta problemática, insistió con que hay que resolver la coyuntura. “Yo soy optimista”, enfatizó, destacó entonces que el desafío es producir más cantidad de alimentos.
Si bien relató que aparecerán nuevos proveedores que harán competencia, como el que proyecta Bill Gates, que está relacionado con la carne artificial, distinguió que se trata de mercados diferentes. “El que quiera comer carne de vaca va a tener que pagar, lo artificial apunta a los que no tienen alto poder adquisitivo”, explicó.
Por otro lado, manifestó que China puede ser el próximo imperio, no solamente por su potencia sino porque ya lo fue y eso lo beneficia, dijo con respecto a la rivalidad que mantiene con Estados Unidos. Así es que vuelve al modelo de proteccionismo, con tarifas en torno al porcentaje del total de importaciones del estado norteamericano. Como para entender la magnitud del crecimiento del país asiático, Diego de la Puente contó que la creación de la Organización Mundial de comercio (OMC) fue creada en 1996, pero China recién ingresó en 2001, “o sea que sólo le bastaron 17 años para comerse a todos, incluso a Estados Unidos”.
“Se fagocitaron todo”, recalcó, justificando que fue por eso que el presidente Donald Trump decidió empezar a poner aranceles que hoy están entre el 25 y 30 por ciento, llegando a una situación semejante a la del siglo XIX. En este sentido, garantizó que Estados Unidos está en el ocaso de su imperialismo, “sin dudas”.
“Dentro de este esquema de conflicto entre estas dos potencias, aparece la coyuntura nuestra”, contextualizó. En este marco, si bien aseguró que la soja es la que tiene la situación más complicada, también es la más dinámica del mercado, con una producción de 370 millones de toneladas, el 70 por ciento de la soja del mundo es importada, o sea que alguien la tiene que salir a comprar porque no la produce. “Por otro lado, es el producto más volátil de todos”, indicó. En cambio con el maíz, solamente el 15 por ciento tiene que salir a comprar. Entonces, consignó que lo importante es cuánto se comercializa y no la cantidad que se produce.
De acuerdo a su consejo, el que tenga plata y pueda aguantar la cosecha, va a vender mejor, ya que sostuvo que “en este negocio o sos brillante o tenés dinero”.
Para el especialista, lo bueno es que la demanda sigue tirando, porque el comercio mundial mantiene su crecimiento según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda) “y eso es lo importante. A nosotros lo que nos interesa es que el mundo siga consumiendo”, aseguró.
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Fuente: www.eleco.com.ar