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26 Noviembre, 2018
Grandes transformaciones que impactan sobre el mundo del trabajo
El ritmo es sorprendente. Muchas iniciativas, que comenzaron a insinuarse hace pocos años, ya son realidades a punto de pasar las pruebas de concepto y estar disponibles para la sociedad. Algunas de ellas comenzaron con investigaciones aparentemente sin sentido, rompiendo la idea de que la ciencia básica no es aplicable.

Por Gustavo Grobocopatel, Presidente de Grupo Los Grobo.

Por ejemplo, un pequeño inyector de alta velocidad que puede utilizarse con varios productos, entre ellos para sembrar soja o maíz, puede transformarse en el mecanismo básico que dispare una nueva revolución agrícola y, entre otras cosas, volver los tractores o las maquinarias, como hoy las conocemos, en una tecnología obsoleta (al inyectar no es necesario arrastrar). La nueva maquinaria podría ser diseñada y fabricada en un garage con la tecnología 3D y la energía necesaria podría provenir de fuentes renovables como el sol o el aire.

Estos inyectores también podrían ser un "arma" para eliminar insectos o malezas sin necesidad del uso de agroquímicos. Los costos y el impacto sobre el medio ambiente caerían sustancialmente.

Lo mismo sucedería si podemos captar el nitrogeno (N) del aire (70% del aire es N) y ponerlo disponible para las plantas en forma de amonio. El costo del mismo se reduciría varias veces, los robots podrían medir, a alta velocidad, la cantidad de N disponible en el suelo e inyectar, en tiempo real, lo que la planta necesita, metro por metro. El abaratamiento del fertilizante permitiría subir las dosis y las productividades, las curvas de óptimos económicos se modificarían sustancialmente por el cambio en la relación insumo/producto y habría que repensar la estructura de las plantas y la arquitectura de los cultivos: una revolución verde 4.0.

Al no necesitar maquinarias grandes se podría producir sin derribar árboles, inclusive restaurando ecosistemas deteriorados. Estos robots pueden realizar las tareas a alta velocidad, no se cansan, no necesitan dormir, ni parar para comer, no tienen frío ni calor. Se rompe el concepto de que la maquila se hace con mano de obra barata. La maquila se hará donde hay conocimiento.

La agricultura que viene no necesitaría de combustibles fósiles, ni de agroquímicos, ni fertilizantes; sería mucho, muchísimo mas barato producir. Las productividades serían mayores y, sobre todo con menos emisiones de carbono, remediando el daño a ecosistemas frágiles, expandiendo fronteras sin deteriorarlos.

La convergencia de estos modelos con la agricultura de precisión, el machine learning, internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA), drones y constelaciones de satélites, cambiarán sustancialmente la forma de gestionar. La cosecha de datos y su procesamiento permitirán realizar ajustes en la toma de decisiones en tiempo real, sin límites de espacio.
En la biotecnología las novedades no son menores. Nuevos eventos de la edición génica, de más amplio acceso y menor costo, nuevos mecanismos de selección, productos mucho más diversos, la integración con la microbiología del siglo XXI y renovadas moléculas químicas, amplían los destinos y permite soñar con un futuro esperanzador.

Esto ocurre mientras comienzan a desafiarse los productos tradicionales. La carne artificial utiliza solo el 10% de la superficie y emite solo el 10% de los gases que la carne común. Su eficiencia energética ya es del doble y puede aún mejorar. La agricultura post granaria, la de los bioplásticos, agriceuticals (alimentos que curan), la que permite construir viviendas con materiales reciclables, o el cultivo de algas en la tierra y en el mar, la desalinización del agua de mar con fuentes de energía renovables, más baratas, abre nuevas oportunidades y desafíos. Algunos de estos temas no son nuevos pero sorprende la velocidad de su desarrollo.

La logística estará desafiada con la uberización del transporte y el uso de modelos matemáticos muy sofisticados para el planeamiento. También otras tecnologías como la liofilización intentarán cambiar radicalmente el costo de los flujos globales de alimentos.

Mientras tanto, decenas de buenas noticias vienen desde la medicina y su convergencia con tecnologías del agro, con la personalización de la misma (medicina de precisión), la solución a enfermedades hasta hace poco indescifrables, la regeneración de órganos y los microorganismos que curan.

Los consumidores tendrán más información con el uso creciente de tecnologías como el blockchain y la identidad preservada será probablemente una condición básica requerida. Los límites entre lo orgánico y lo que no lo es será mas difuso, y la biodiversidad estará también en los laboratorios. Probablemente la calidad del producto será mas importante que la calidad del proceso.

La bioeconomiía, como otras actividades, da oportunidades nuevas para un paiís que tiene los talentos y recursos necesarios. Es difiícil que podamos encontrarlas en sectores o negocios donde ya otros jugadores en el mundo estaán instalados desde hace años y lo hacen muy bien. El desafiío de la estrategia de una sociedad, y cualquier organización en tiempos de transformaciones, es justamente diseñar y jugar en su propio campo de juego, con reglas globales.

No pretendo agotar con estos ejemplos el tema, hay muchos más, algunos mas allá de la imaginación. Estamos en el comienzo de cambios que nos impactarán de muchas maneras.

Mientras tanto en nuestra querida Argentina seguimos distraídos en conversaciones de otros tiempos. Nuestro potencial es enorme, como nuestra capacidad de autodestrucción. En el campo estamos muy orgullosos de lo que hicimos pero no nos damos cuenta de que es el fruto de ideas de hace mas de 20 años. La agenda de los próximos 10 años debe tenernos como renovados protagonistas. Debemos construir liderazgo e instituciones que puedan orientar y gestionar este aluvión transformador: leyes, normas, institutos y un estado de calidad, de este tiempo.

Los desafíos de cómo incluir a las mayorías, la equidad y la igualdad de oportunidades deben ser considerados como parte del proceso transformador y no como una carga pesada que finalmente crea pobreza. En este mundo que viene habrá más trabajo, diferente al actual, y habrá nuevas ofertas para mejorar nuestra calidad de vida. Debemos movernos hacia allí con entusiasmo y esperanza, juntos.

El dilema de si somos o seremos "patria" o "colonia" vuelve una y otra vez. "Colonia" seremos si estamos condenados a importar las tecnologías, los bienes y los servicios, un progreso condicionado. "Patria" seremos si podemos poner nuestros cerebros y organizaciones en pos de un futuro luminoso, integrándonos al mundo con todo lo que tenemos. En definitiva, el sueño de una sociedad con una inmensa clase media, movilidad ascendente, federal, de talentos creativos y libres, emprendedores, solidarios, lo que movilizó a varias generaciones a pensarnos como un colectivo en pos de una nueva y gloriosa Nación.

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Fuente: www.lanacion.com.ar

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