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Hébert Dell’Onte Larrosa – Montevideo – TodoElCampo – “Para funcionar bien, el capitalismo requiere un Estado de calidad. Si el Estado no es de calidad, el capitalismo expresa lo peor de sí mismo”, dijo Gustavo Grobocopatel al participar de un debate a través de videoconferecia.
El martes 12 de mayo se llevó a cabo el debate virtual ¿La Economía al servicio de los pueblos o los mercados? Camino al encuentro de Asís. La referencia al “encuentro de Asís” se debe a que el papa Francisco convocó a un encuentro con economistas de todo el mundo, programado primero a finales de marzo, luego pospuesto por la pandemia hasta noviembre. Uno de los expositores en el debate fue el empresario agrícola Gustavo Grobocopatel, quien hizo referencia al Estado, el mercado, el rol de los empresarios, el liderazgo y los trabajadores.
EL OXÍGENO Y EL HIDRÓGENO.
Al hacer uso de la palabra, Grobocopatel se apoyó en conceptos que antes había expresado el economista Zamagni en cuanto al oxígeno y el hidrógeno. “Quizá el pueblo es el hidrógeno y el mercado es el oxígeno, cuando están separados hay fuego, pero si se juntan se forma el agua y podemos combatir los incendios que se están generando en la sociedad”, expresó.
“¿Cómo podrían abrazarse el mercado y el pueblo para lograr algún tipo de solución, o algún tipo de esperanza?, ¿cómo el pueblo y el mercado, junto a otros actores e ideas, pueden construir la sociedad?”, planteó, y añadió que muchas veces se acusa al capitalismo de los problemas que tenemos, cuando en realidad lo que está pasando es que falta capitalismo.
SE NECESITA UN “ESTADO DE CALIDAD”
Y ese no funcionar es porque, “para funcionar bien, el capitalismo requiere un Estado de calidad. Si el Estado no es de calidad, el capitalismo expresa lo peor de sí mismo”, señaló, además de precisar que cada país tiene su idiosincrasia por lo que no será “el mismo capitalismo en los países escandinavos, en Estados Unidos, Argentina o China. Cada uno tiene sus características culturales, pero siempre depende de la calidad del Estado que impacta sobre el capitalismo”, subrayó.
“Ahora se escucha que está creciendo la participación del Estado y es bienvenida porque solo un grupo de estados pueden resolver, pero no es lo mismo que se agrande un Estado de mala calidad a que se agrande uno de buena calidad”, precisó.
Pero, ¿qué es un Estado de buena calidad? El empresario lo explica: “el Estado de buena calidad al que me refiero es el que hace bienes públicos, que construye bienes públicos y facilita, entre otras cosas, la construcción del ‘nosotros’”, definió.
MERCADOS SIN MONOPOLIOS.
El segundo punto es que “no hay capitalismo que funcione si no hay mercados que funcionen, y sin monopolios”, aclaró, porque “el mercado es una construcción del Estado, es un conjunto de reglas que se realizan para marcar los límites de las transacciones. Cuando se dice que el mercado no funciona, la responsabilidad de que no funcione es del Estado por no ser calidad”.
EL ROL DE LAS EMPRESAS.
Otro de los temas sobre los que Grobocopatel hizo nota fue el del rol de las empresas y los empresarios. “Las empresas de este nuevo tiempo son porosas, de límites difusos, empresas que impactan y se dejan impactar por la sociedad, empresas que generan capacidades en sus grupos de interés” que son sus proveedores, clientes, colaboradores, accionistas.
LIDERAZGOS QUE INTERACTÚEN.
El liderazgo más allá de las empresas es otra cuestión muy importante, definió, y es “el liderazgo social, político, cómo interactúan y se complementan los liderazgos entre sí: los líderes empresarios con los líderes políticos y con los líderes de la sociedad civil”, todos “para construir ese futuro que recree la idea del ‘nosotros’”.
LA DINÁMICA DE LOS TRABAJADORES.
Por último, “para que funcione bien el capitalismo, es muy importante la dinámica de los trabajadores”.
“El problema no es sólo el trabajo”, pues este existe aún cuando había esclavitud. “El problema es el trabajo con libertad, es la empleabilidad, la posibilidad de que el trabajador decida con libertad dónde y cómo quiere trabajar. No es solo un tema de trabajo” en sí mismo.
UN NUEVO CAPITALISMO.
El productor destacó que es tiempo de “reflexionar para recrear una especie de nuevo capitalismo”, al que incluso “podemos llamarlo de alguna otra manera”, sugirió. Recordó que la líder ambientalista Marina Silva decía que había que cambiar el nombre de las cosas “para que el nombre también inspire algo diferente a lo que habíamos visto” antes, y eso “no me parece una mala idea”.
Dijo que “hay dos puntos importantes”, el primero que “los debates no pueden prescindir de una noción clave del propósito, el para qué hacemos las cosas”; y el segundo que es “hay que ser de este tiempo, lo que pensamos que podía ser una solución para 10 o 20 años casi con seguridad que no son soluciones para este tiempo o los tiempos que vienen”.
“Son tiempos donde la planificación es reemplazada por la experimentación permanente, son tiempos de pandemia que nos expuso a la sensación de algo exponencial que no podemos manejar”, y hay “otras pandemias” que “pueden existir más allá del campo de la salud como los ciberataques u otras que provengan de otros flancos que no esperamos”, reflexionó.
ACUMULACIÓN DE RIQUEZA Y GENERACIÓN DEBIENES Y SERVICIOS.
En otro punto se refirió al enriquecimiento generando bienes y servicios. “La acumulación de riqueza en forma exuberante es algo que irrita de forma particular”, y sobre este punto realizó dos comentarios.
“Nosotros estamos hablando utilizando tecnología” (video conferencia a través de una plataforma de la Universidad Nacional de Tres de Febrero) que probablemente esté basadas en los aportes que hicieron “muchas de esas personas que son las más ricas del mundo. Son gente que se enriqueció generando bienes y servicios útiles para la sociedad” que “nos permiten llegar a lugares y hacer cosas que antes no pensábamos (que podríamos) hacer”; son “muchas cosas que se han hecho para bien como la conectividad, las redes sociales, las videoconferencias que democratizan el acceso al flujo de conocimiento que antes eran impensados”.
“Estamos pensando sobre cómo se va a formular la educación” con la probabilidad de que “la educación tenga un impulso democratizador enorme en el futuro, a través de este tipo de tecnologías” gracias a las cuales no será necesario “ir a la universidad, sino que la universidad va al trabajo, a la casa, es decir que esto cambia absolutamente el acceso al conocimiento, el acceso al flujo de información, a los flujos de conocimiento”, subrayó.
Y lo segundo es que estamos en una “sociedad de la esperanza” que “requiere un nuevo capitalismo”, requiere “clarificar el propósito y un necesario contacto con el mundo y lo que pasa. No es un tema exclusivamente tecnológico, es cultural, es actitudinal, en término de habilidades y conocimiento”.