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Cualquier persona que en este momento esté trabajando en su casa lo sabe: la aceleración digital de las empresas, empujada por la pandemia, tuvo un impulso sin precedentes durante 2020: el estudio Digital Shock de OnePoll y Citrix afirma que el adelanto está entre los seis meses y el año. Sin embargo, la gran pregunta que queda flotando en el aire es hasta qué punto las empresas argentinas usaron estos adelantos tecnológicos para capturar oportunidades y mejorar su negocio o avanzar efectivamente hacia la transformación digital y hasta qué punto se utilizaron para “emparchar” cuestiones de coyuntura y garantizar la continuidad en un momento de crisis.

“Muchas empresas que no estaban tecnológicamente actualizadas debieron ‘emparchar’ para subsistir, pero muchas lograron luego prepararse de otra manera y focalizarse en la optimización y en la transformación de su negocio”, dice Juan Ozino Caligaris, cofundador y country manager de la plataforma de integración, administración y monitoreo de ambientes cloud Nubity. El experto dice que si bien todos los pasos dados, aún por obligación, son parte de la transformación digital, “los cambios deben sostenerse en el tiempo y generar un impacto positivo en cada organización para que hablemos de una verdadera evolución”.
La aceleración, no obstante, es palpable. “La continuidad y el nivel de uso de las soluciones y canales digitales han impulsado a las empresas a transformarlas en opciones permanentes y piezas clave de sus estrategias de negocio”, coincide José Ramón Jiménez, director de soluciones de la consultora Practia, para quien “los responsables de IT de nuestros principales clientes coinciden en que se logró en doce meses lo que se esperaba poder concretar recién en varios años”.
El coronavirus, ante todo, derribó barreras culturales en materia de incorporación de nuevas tecnologías que parecían más que establecidas. “Un aspecto positivo, además, es que derribó algunas barreras frente al cambio empujadas por la urgencia y la necesidad de garantizar la continuidad del negocio, y esta nueva mentalidad es tierra fértil para encarar nuevos proyectos y procesos de cambio e innovación”, indica Esteban Samartin, COO de SAP para Región Sur. “Quedó en evidencia que innovar no es solo para grandes corporaciones o para los líderes del mercado, sino que es fundamental para cualquier organización, independientemente de su tamaño o sector: la innovación ya no es un tema solo de ventaja dicompetitiva o eficiencia, sino también de supervivencia”, remarca Samartin.
El cliente en el centro
Uno de los grandes cambios de paradigma que se ve en muchísimas empresas es el reposicionamiento del cliente en el centro de la estrategia. “La pandemia nos ayudó a trabajar de manera deslocalizada y nos llevó a digitalizar algunos procesos en los cuales utilizábamos papeles; pero la decisión de cambio ya estaba tomada hace años”, sostiene Rafael Rizzo, CIO de Grupo Los Grobo, compañía de agronegocios proveedora de productos, servicios y conocimiento para la cadena alimentaria. Entre las iniciativas que se aceleraron se cuentan las herramientas colaborativas y el home office, de la mano de Paradigma. “Formaban parte de un proyecto en el cual veníamos trabajando hacía meses, pero la pandemia nos hizo realizar un big bang al que nuestros usuarios y clientes se adaptaron en tiempo récord”, señala. → Revista Apertura (Edición Abril 2021). Por Walter Duer